¿Cómo definir a Skopje, la capital de Macedonia? Multicultural, ecléctica, bizarra, casi extravagante. Dos días de visita a Skopje tras los que uno no termina de entender muy bien a qué juegan aquí.
Macedonia (o Macedonia del Norte, desde 2018 con el conflicto del nombre ya resuelto) es el octavo país más pobre de Europa (PIB per cápita, FMI 2019). Está un poco mejor que Albania pero igual de anquilosado en la lentitud de unas infraestructuras que no llegan. Se comprueba a simple vista.
Con estos alicientes llegamos a Skopje, la capital de este pequeño país del interior de los Balcanes. Venimos del lago Ohrid, nuestra primera parada macedonia procedentes de Albania. Un lugar bello y que respira (aquí sí) cierta prosperidad. El cirílico continúa rodeándonos, aunque por suerte casi todo está bien traducido al alfabeto latino.
El autobús nos deja en la estación desde donde caminamos hacia la Iva Guest House que será nuestra casa dos noches. Una casa familiar que amablemente ponen a disposición de los turistas. Nada hacía presagiar lo que nos íbamos a encontrar después.
En este post descubrirás...
Skopje, ciudad de estatuas
Emprendemos camino hacia el centro por la avenida del 11 de octubre y llegan las primeras trazas de lo que marcaría nuestra visita a esta ciudad. Un gran arco del triunfo, la Porta Macedonia, nos da la bienvenida. Mármol, vivos relieves y 21 metros de alto de un monumento netamente contemporáneo.
Sabíamos previamente que algo pasaba en Skopje con las estatuas, pero uno no calibra hasta que lo ve en persona.
Continuamos tras la Porta hacia la Plaza Macedonia y ahora sí que no hay lugar a dudas. Una gran estatua de un guerrero a caballo sobre una peana preside la plaza. La pieza mide casi 15 metros de alto. Una preciosa lámina de agua con luz cae desde lo alto. «Guerrero montado a caballo» es su nombre. Se supone que representa a Alejandro Magno, pero al parecer esto nunca se ha confirmado por evitar más conflictos con Grecia.
Me doy la vuelta y aparece un zar en perfecto mármol blanco. Más al fondo, una estatua con aspecto de político. A su lado, dos más con sendos hombres a caballo, presidiendo la entrada del puente de piedra que cruza el río Vardar. En ambas orillas, más estatuas. ¡Incluso sobre el agua! Esto no es normal.
¿Por qué hay tantas estatuas en Skopje? El plan Skopje 2014
El motivo de tanto dispendio de mármoles y bronces en el centro de la capital macedonia es el plan Skopje 2014, una psicodélica y polémica idea del gobierno en 2010 que pretendía embellecer la ciudad con un tono clásico a base de construir museos, monumentos patrióticos y de héroes nacionales, y edificios de gobierno.
En 1963 Skopje sufrió un devastador terremoto que arrasó con el 80% de la ciudad dejando tras de sí 1.000 muertos y 100.000 sin techo. La reconstrucción fue moderna, propia de la época, y Skopje perdió el color y estilo que la caracterizaban.
Décadas después del terremoto, el gobierno macedonio planifica Skopje 2014 con varios objetivos: dar un aspecto más monumental a la ciudad, atraer turistas y recuperar el sentimiento de orgullo nacional.
Se construyeron palacios como la Filarmónica, el Teatro Nacional, el ayuntamiento, ministerios, puentes, fuentes, barcos anclados en el río, un hotel Marriott y cientos de estatuas de personajes macedonios que van, desde la Madre Teresa de Calcula, nacida aquí, el emperador Justiniano o héroes revolucionarios, políticos y gentes de diversa índole cultural y religiosa.
Como suele pasar, el presupuesto de 80 millones se disparó. Así tenemos a un país pobre derrochando más de 500 millones de euros en 136 construcciones y estatuas de auténtico lujo. Con el cambio de gobierno se paralizó este plan, que siempre contó con el rechazo mayoritario de la población. No solo por el gasto económico, si no por crear una ciudad falsa, un trampantojo ajeno a sus habitantes.
Lo más escandaloso de la idea es el hecho de que un país a la cola de Europa pretenda gastar una millonada en estatuas y edificios de materiales nobles cuando seguramente haya otras prioridades.
¿Quieres ver más estatuas? Echa un vistazo a mi story de Skopje.
Qué ver en Skopje
Todo el entorno del río Varda a su paso por Skopje se ve influenciado por la nueva estética de estatuas y palacios. Sin embargo, el río sirve de divisoria entre dos ciudades, dos realidades unidas a través del Puente de Piedra (Kamen Most) del siglo XV que sobrevive entre los mármoles de Skopje 2014.
Por estas tierras pasaron romanos de oriente y occidente, bizantinos, eslavos, búlgaros, serbios, turcos, austríacos y yugoslavos. Pero también mortíferos terremotos como los de los años 518, 1555 y 1963.
Skopje musulmán
Nada más cruzar el Puente de Piedra hacia el norte y alejarnos de la ribera del río, descubrimos un Skopje diferente al de las estatuas y el mármol. Aparece una ciudad con alma, humilde pero orgullosa de su pasado. Las estrechas y empedradas calles nos indican que estamos en el viejo bazar, el Starа Čarsija de las ciudades de los Balcanes. Un paseo sin rumbo nos permite percibir el runrún del mercadeo y el aroma a té, donde las tiendas de souvenirs dejan paso a variopintos negocios, desde panaderías hasta cafés y pequeñas tiendas.
Los minaretes marcan el techo del skyline a este lado de Skopje. Pero las notables cúpulas de los baños de Daut Pasa, de 1466, en su día los más grandes de los Balcanes, no dejan lugar a dudas. Y también las casas, muchas con patios interiores abiertos al público, que permiten sumergirnos e imaginarnos la vida siglos atrás.
Curiosamente, la iglesia de Sveti Spas (o de la Ascensión de Jesús), es una de las rarezas del čaršija. Está unos dos metros bajo rasante, ya que en su día los turcos prohibieron que las iglesias fuesen más altas que las mezquitas. Una joya del siglo XIV con un impresionante iconostasio de 12 metros de ancho y un elegante campanario de madera. En ella yace el cuerpo de Goce Delčev, el héroe nacional de Macedonia del Norte.
Son muchos los detalles que nos sorprenden, pero nada como el Bit Pazar, el impresionante mercado de frutas, verduras y otros bienes. Un auténtico elogio al mercadeo, al bullicio y a la belleza de los productos.
La mezquita de Mustafa Pasa
Elevada en la colina que conduce hacia la fortaleza, la mezquita de Mustafa Pasa se erige como la vigía de este micromundo. Se construyó en 1492 y es una de las joyas de Skopje. Está prácticamente intacta pese a los daños sufridos en el terremoto de 1963. Cuenta con un minarete de piedra caliza que mide 47 metros de alto, y una fachada de mármol blanco. En el exterior unos jardines y la tradicional fuente rodean al templo.
Su interior es igualmente bello. La simbología musulmana se corona por una hermosa lámpara central que cuelga de la cúpula de la mezquita. Las paredes blancas contrastan con los arabescos azules que decoran el interior.
La fortaleza
La mezquita de Mustafa Pasa nos deja a las puertas del kale, la fortaleza de Skopje, un complejo amurallado que se alza sobre el norte de la ciudad. Se estima que ya sobre el año 4000 a.C. había aquí ya una construcción defensiva, aunque fue en el siglo VI d.C. cuando se levantó la primera fortaleza.
El terremoto de 1963 causó importantes daños al castillo. En el año 2006 comenzaron tareas de restauración y excavación para desvelar partes aún soterradas. La fortaleza de Skopje no ofrece gran interés más allá de sus murallas y las excepcionales vistas de la ciudad.
Un río para Skopje 2014
De la fortaleza descendemos rápidamente hacia el río. Aprovechamos para recorrer un poco las extravagancias de Skopje 2014. Si las estatuas con fuente enclavadas en el lecho del río no eran suficientes, llama la atención el poderoso edificio del Museo Arqueológico de Macedonia. Ante su frontispicio neoclásico, el Puente de las Civilizaciones en Macedonia, otra obra sobrecargada de estatuas cada dos metros.
Un poco más adelante, todo un galeón-restaurante, falso por supuesto. Enfrente, el edificio de la Agencia de Comunicaciones Electrónicas y la plaza de la Madre Teresa, antesala del complejo que forman la Filarmónica y la Ópera. Después, el Puente del Arte, otra obra llena de estatuas, ante el edificio circular estilo templete que alberga la Fiscalía. Para rematar, otro galeón. ¡Todo esto en apenas 300 metros!
Skopje comunista
El lado sur del Vardar nos deja una cara de la ciudad muy diferente, una estética mucho más común con el desarrollismo de las ciudades de los Balcanes. El gris predomina en las calles, muchas de ellas grandes avenidas como en tantas otras ciudades de pasado soviético.
Este lado de la ciudad no es tan interesante como la parte musulmana pero tiene algunos lugares de interés, como el museo de la Madre Teresa de Calcuta, una casa con reliquias de la premio Nobel, o la iglesia de San Clemente de Ohrid, un curioso templo ortodoxo moderno.
Millenium Cross
Desde esta parte de la ciudad se accede al monte Vodno, donde se alza la Cruz del Milenio, o Millenium Cross. Esta cruz impresiona ya que es visible desde cualquier punto de la ciudad y se ilumina por las noches, siendo una de las mayores del mundo, de 66 metros de altura y con un ascensor en su interior.
Hasta aquí se puede acceder caminando, en coche o en un moderno teleférico de casi dos kilómetros de longitud.
El cañón del lago Matka
Si tenemos un tercer día en la ciudad, podemos aprovechar para visitar el cañón del lago Matka, situado a unos 15 kilómetros de la capital. El Matka es un popular destino, un lago artificial enclavado en un cañón que cuenta con varios monasterios. Algo así como la Ribeira Sacra gallega.
Para llegar hay tanto autobuses desde la estación como tours organizados, por lo que no necesitarás coche. El lago ofrece múltiples planes, desde rutas de senderismo hasta excursiones en barco o actividades en kayak.
Desde Skopje
De Skopje al lago Ohrid
Aunque llegamos a Skopje procedentes del lago Ohrid, frontera con Albania, lo más habitual es hacerlo al revés. Skopje y Ohrid están bien conectados con el autobús, por lo que es muy sencillo desplazarse aunque el viaje sea un poco tortuoso y largo (en torno a 4 horas).
De Skopje a Pristina (Kosovo)
Nuestro viaje por los países más desconocidos de los Balcanes continuaba rumbo a Pristina, la capital de Kosovo. Para ello, sobre el papel, existe una vía de ferrocarril que une ambas ciudades. Durante la preparación del viaje no pudimos aclarar si continuaban circulando trenes ya que no había información oficial y otras fuentes eran un tanto contradictorias. Así que no quedó más remedio que preguntar directamente en la estación de tren de Skopje.
«No train». Esta línea internacional está actualmente suspendida (hablamos en 2018) del lado macedonio. Entendemos que el mal estado de la infraestructura hace que no haya mucho interés por mantener, por el momento, esta línea.
Así que no quedaba otra opción que el autobús. Trenes y autobuses forman parte de la misma estación de Skopje por lo que es bastante sencillo aclarar el tema del transporte. El transporte que nos condujo a Pristina fue un viejo furgón. Varias personas locales, una joven asiática y algún otro sin identificar. En un par de horas cruzamos la frontera, esta vez con menos burocracia. Un simple sello de pasaporte sin ni siquiera bajarnos del microbús y ya estábamos en Kosovo. Un entorno de obras nos da la bienvenida a un territorio cuya independencia sigue en standby.
Muy bueno el blog. Yo he estado en Skopje dos veces. La primera vez que fui incluso confundí una estatua con una persona. Hay estatuas en todas partes, algunas simulando ser transeúntes, y yo iba a preguntarle algo a una de ellas cuando al acercarme me dí cuenta que era una estatua. Skopje tiene más mezquitas que iglesias, y las más grandes están en las afueras. Percibí un enorme contraste entre la Skopje eslava y la albanesa. En la parte musulmana hay banderas de Albania y Turquía por doquier. Pregunté en el Old Bazar por discos de un cantante macedonio que me encanta (Tose Proeski) y me miraron como si hubieran visto al diablo, porque era cristiano. Y me dí cuenta que los macedonios no se juntan con los albaneses. Están haciendo un gran esfuerzo en Skopje para atraer al turismo, y lo están consiguiendo.
Muchas gracias por tu comentario, Albert! Lo de las estatuas es tremendo, te impacta mucho la primera vez. Y sí, es un lugar de muchos contrastes que merece la pena conocer para entender mejor lo que se visita. Un saludo