No soporto unas vacaciones sin una dosis de aprendizaje. Por eso me encanta viajar al centro y este de Europa, a lugares donde la memoria sigue fresca. El verano 2018 tenía un destino claro: viaje por Albania, Macedonia y Kosovo, los tres países más desconocidos de los Balcanes.
Aunque les una el hecho de ser los tres países que se descartan a la hora de visitar los Balcanes, cada uno lo es por diferentes motivos:
- Albania, el país más aislado de Europa en el siglo XX durante más de 40 años.
- Macedonia (ahora Macedonia del Norte), un país sin salida al mar, sin grandes atractivos turísticos, con riesgo sísmico y con un conflicto con su nombre que limita su desarrollo.
- Kosovo, el último país en sufrir una guerra en Europa y cuyo estatus sigue en el limbo, con una independencia no reconocida por muchos países.
Un viaje apasionante, con muchas dosis de historia y lugares excepcionalmente bellos.
Y con una condición de obligado cumplimiento: un viaje low cost.
En este post descubrirás...
Preparación del viaje
La condición de viaje barato implicaba currárselo un poquito más y buscar todas las combinaciones posibles para volar a alguno de estos países de la forma más económica posible. El objetivo primordial era Albania, el país que iba a ocupar más días en este viaje.
A ello sumábamos mi intención de volver a Kosovo, donde estuve en 2009, para comprobar los cambios que vive el autodenominado país más joven de Europa. Su reconocimiento pleno sigue pendiente por varios países, entre ellos España y el estado que supuestamente cede el territorio, Serbia. Su población es mayoritariamente joven (la mitad tiene menos de 25 años),
Si quieres saber más recomendaciones, lee mi artículo de consejos de viaje en Albania.
Cómo llegar: En barco y en avión
Primer punto: apenas hay vuelos directos desde España a ninguno de los tres países (sólo alguno a Macedonia). Y a los países vecinos y a los Balcanes en general, escasean desde nuestro país, así que había que buscar otras opciones para hacerlo barato.
Recurriendo a los mapas de rutas de las aerolíneas y a las webs de los aeropuertos, preparé mi tradicional archivo de Excel con todas las combinaciones, fechas y precios para volar desde Madrid.
Para darle lógica lineal al viaje y evitar ir y volver desde el mismo punto, descarté volar a Tirana, ya que se encuentra en el centro del recorrido y se pierde mucho tiempo viajando internamente. Con lo cual había que buscar un viaje de extremo a extremo que recorriese zonas de interés. Por ejemplo, de sur a norte.
A un extremo del mapa, y considerando mi intención de volver a Kosovo, volar (con escala) a Pristina sería una gran idea. Al otro extremo, podríamos entrar en Albania por el sur. Casualmente, y gracias a los mapas, descubro que la isla griega de Corfú está a una hora en barco de la ciudad albanesa de Saranda, por lo que entrar por ahí encajaba en el modelo.
Así que la combinación final fue:
- Madrid – Bérgamo (Ryanair): 27 euros
- Bérgamo – Corfú (Ryanair): 24,99 euros
- Ferry Corfú – Saranda (Finikas Lines): 22 euros
- Pristina – Budapest (Wizzair): 9,99 euros
- Budapest – Madrid (Iberia): 45 euros
Aunque en el blog encontrarás artículos de cada una de las paradas, a continuación vamos a resumir lo que fue el viaje en su conjunto, con enlaces a cada uno de los lugares visitados.
Un viaje, tres países
Mapa del viaje
En coche por Albania
Albania en coche. Un viaje veraniego por uno de los países más estereotipados de Europa. Todo es mentira. Ni un solo peligro, gente muy amable, lugares espectaculares y una gastronomía sensacional. No tardaré mucho en volver a Albania, el país de los cientos de miles de búnkeres, el símil perfecto para entender hasta qué punto estuvo aislado del mundo durante 50 años.
Gracias al ferry Corfú-Saranda, comenzamos el viaje por el sur de Albania, muy cerca de Grecia. En el puerto griego, un rápido chequeo de pasaportes, sin más. Un viaje muy agradable en barco mientras veíamos la costa albanesa cada vez más cerca.
Llegada a Saranda, sur de Albania, un buen lugar donde pasar dos o tres días. Desde allí, alquiler de coche para recorrer el país hasta devolverlo en Tirana. En torno a Saranda, lugares de interés como las playas de Ksamil, el Blue Eye o la antigua ciudad de Butrinto, unas espectaculares ruinas que son el monumento más visitado de Albania.
El viaje continuó hacia el norte, recorriendo la llamada Riviera Albanesa, una costa de aguas cristalinas, largas playas de piedras y escasa civilización. Un lugar prácticamente vacío donde el silencio y la tranquilidad te atrapan. Una gastronomía espectacular, muy marinera, como si habláramos de Galicia o del Atlántico francés. Probablemente una futura Croacia. Así que vete antes de que sea demasiado tarde.
La Riviera Albanesa termina donde la costa escala hasta los 1.000 metros de altitud en el puerto de montaña de Llogara (Llogara Pass). Un montañón al pie del agua. De aquí, descenso de nuevo al nivel del mar rumbo a Berat, no si antes descubrir las ruinas de Apolonia, otra de esas maravillas enterradas que la Vía Egnatia dejó para la eternidad.
Berat
Berat, la ciudad de las mil ventanas. Mil ojos mirando a un río que serpentea entre dos montañas, desafiantes, controladores, una trampa para cualquier escabechina bélica. Berat te atrapa en diferentes momentos y lugares. Con sus imposibles callejones, con su fortaleza, con el adhan de las mezquitas que suena por toda la ciudad y que te despierta por la mañana.
Abandonar varios días en la costa por una ciudad de interior como Berat es conocer también una Albania diferente, multicultural. Una pequeña ciudad de interior que pasa del encanto de los restaurantes nocturnos al bullicio de la mañana.
Tirana
Pero para bulliciosa, Tirana, la capital de Albania, tantas décadas sepultada bajo la tiranía de una de las dictaduras más férreas del siglo XX. El caos de tráfico en la entrada se convierte en puro divertimento. Ya tocaba un poco de ajetreo. Se acabó la parte de viaje en coche: a partir de ahora, autobuses y zapatilla.
Tirana tiene una pirámide en pleno centro. Del siglo XX, abandonada, dejada, olvidada. El símbolo perfecto para entender esta ciudad, donde hay, desde estatuas de Hoxha, Stalin y Lenin tiradas en una esquina, un espectacular Museo Nacional, o una gigantesca y moderna mezquita.
Macedonia: Skopje y el lago Ohrid
La magia del lago Ohrid
Ya sin coche de alquiler, toca coger el autobús a Macedonia. Primera parada, Ohrid y su fronterizo lago, el lugar más visitado de Macedonia. Largo viaje, unas 4 horas, incluido un pesado paso de frontera a la antigua usanza, con el bus dentro de un garaje y todos los pasajeros abriendo los equipajes.
Ohrid es un conjunto de postal. Imagina un lago gigante, con una pequeña ciudad en sus orillas que tiene una fortaleza en lo alto, y que esconde un remoto rincón al pie del agua que al anochecer se convierte en puro romanticismo más propio de los grandes lagos italianos o suizos.
Pero no, estamos en Macedonia. Un país que, sobre la macroeconomía de papel, está un poco mejor que Albania. Desde luego, en Ohrid se respira un buen ambiente: terrazas, restaurantes, turismo, excursiones… Y mucha paz. Puede que no haya nada más relajante que la presencia de un lago.
Atrás se quedaron ya las mezquitas y el curioso idioma albanés. La religión ortodoxa y el lenguaje cirílico nos reciben.
Skopje, ciudad excéntrica
Aquel bálsamo de Ohrid se quedaría allí. Nuevo autobús rumbo a Skopje, la capital de Macedonia del Norte. Y la pregunta es… ¿Qué demonios ha pasado por las mentes de los gobernantes macedonios? Estatuas, estatuas y más estatuas, mármoles y bronces por doquier, una mezcla de neoclasicismo y monumentalismo absurdo, un dispendio insultante.
Suena cruel pero descubrir esta parte de Skopje es indignante. Un país con evidentes necesidades que dedica millones a construir no se sabe qué para no se sabe lo qué. Así fue el plan Skopje 2014.
Sin embargo, al cruzar el viejo y precioso puente piedra aparece otra ciudad. Se acabaron las excentricidades. Descubrimos un Skopje natural, musulmán, auténtico y original. Un casco antiguo sobre el que pasear y perderse, tomar un té y mercadear.
Kosovo, un conflicto aún latente
Un viaje debe buscar lo auténtico, la vida real, los hechos que tarde o temprano desaparecerán porque serán diferentes. Y Kosovo es uno de esos lugares que, dentro de muy poco, volverá a la normalidad. Porque sigue siendo un territorio en disputa, cuya interpretación dependerá del país de tu procedencia.
Para los españoles Kosovo sigue siendo Serbia. Aunque esto no nos afecta a la hora de entrar al país en condiciones normales. Más bien les afecta a ellos para viajar a España con su pasaporte no reconocido.
Pristina, capital del nuevo país
Volver a Pristina nueve años después y comprobar qué ha cambiado. Más infraestructuras, menos zanjas y boquetes, más vida y algo de turismo, escaso en cualquier caso. Los generadores de energía siguen en algunas calles y, de hecho, una mañana tocó pasarla sin luz en el hotel.
Pristina hay que vivirla, pasar por allí al menos un día. Sus habitantes, la mayoría jóvenes, tienen muy presente un conflicto bélico demasiado reciente. La ciudad parece un tanto oscura y aletargada, y eso que el epicentro de la guerra no pasó por aquí.
Pero hay una pequeña luz en el horizonte: Pristina ya tiene su primer free tour. Un pequeño grupo de 10 o 15 valientes entre los que se encontraba otra española con su novio serbio. Un serbio en Kosovo. Ahora, la pareja ya es amiga y ya nos hemos visto tras el viaje.
Prizren, la joya kosovar
Kosovo no podía quedarse en Pristina nada más. Así que tocaba visitar Prizren, una bonita ciudad cercana a Albania. En Prizren encontrarás un Kosovo más optimista, con restaurantes y terrazas mirando al río que dio vida a la ciudad, con muchas mezquitas que marcan el skyline de la ciudad cuyo techo es otra fortaleza, al igual que en Berat, Ohrid y Skopje.
De Prizren vuelta a Pristina en autobús por una modernísima autopista, un nuevo Kosovo que quiere ser alguien en el mundo. Como su aeropuerto, una moderna terminal que nada tiene que ver con el hangar que nos acogió en aquel viaje de 2009. De allí, avión hacia Budapest por 10 euros, unas cervezas nocturnas, y regreso al día siguiente a Madrid.
Hola,
Buscando información sobre estos tres países he dado con tu blog y veo que justo hiciste una ruta como la que tengo en mente. Solo una duda, ¿En cuántos días recorristeis los tres países? Por lo que leo en Albania te moviste en coche de alquiler… Pero ¿entraste con él a Kosovo y Macedonia?
Hola!
Gracias por tu comentario. En total fueron unas dos semanas, dedicando la primera a Albania y la segunda a Macedonia y Kosovo. El coche lo cogimos en Saranda y lo devolvimos en Tirana. De ahí continuamos el viaje en autobús hacia Macedonia y Kosovo. Llevar el coche hasta allí era complejo por el tema de los seguros y preferimos no arriesgar.
Un saludo!