Berat, la ciudad de las mil ventanas

La magia de sentirse observado

El barrio de Mangalemi, en Berat.
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Mi primer viaje a Albania no podía obviar una visita a Berat, la llamada Ciudad de las Mil Ventanas. Curioso apodo el de esta histórica ciudad, una de las más bonitas de Albania y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

En Berat, más de 2.000 años de historia te contemplan. Aunque también te contemplan los cientos de ventanas de las casas que se disponen en caída desde el castillo que corona la ciudad. La curiosa fisionomía de la villa provoca este efecto sobre el visitante.

Te sentirás observado, pero por siglos de historia. Berat representa a la perfección lo que es Albania, una singular mezcla de culturas, religiones y políticas que a lo largo de los años han formado este territorio como lo que es hoy, cobrando además un especial significado en el proceso de independencia del país.

Llegamos a Berat procedentes de la Riviera Albanesa. Tras varios días de viaje por la costa suroeste de Albania, abandonamos el litoral para adentrarnos en el interior rumbo a Tirana. Nos detenemos para hacer noche, visitar la ciudad con calma y probar la gastronomía del interior del país.

El viaje por carretera desde Fier se hace un tanto duro. Aquí sí que vivimos la realidad de las carreteras albanesas. Una vía estrecha, sinuosa y con tramos en mal estado, donde en ocasiones hay que casi detener el coche para sortear auténticos agujeros en el asfalto. Aunque no hay excesivo tráfico, es inevitable coincidir con camiones, faltos de mejores alternativas de comunicación. Pese a todo, el viaje es motivador.

Breve historia de Berat

Berat es una de las ciudades más antiguas de Albania. Como toda población con castillo en alto, sus orígenes se remontan a una primigenia fortaleza del siglo IV antes de Cristo en aquel lugar. Se llamaba Antipatrea, una antigua población habitada por ilirios dasaretes que terminó sucumbiendo ante los romanos en el siglo II a.C.

La estratégica situación de Berat no ha hecho más que posicionarla ante el devenir de los tiempos. Búlgaros, serbios y turcos invadieron la ciudad durante la Alta Edad Media, consolidándose estos últimos desde su ocupación en 1417. Fue bajo manos otomanas cuando el lugar cobró importancia como vía de comunicación hacia Constantinopla y convirtiéndose en una de las ciudades más prósperas de lo que hoy es Albania. Ni siquiera el héroe Skanderberg logró capturarla en su intentona de 1455.

Los turcos ocuparon Berat durante 500 años, hasta la independencia de Albania en 1912. El sentimiento nacional albanés comenzó a aflorar ya a finales del siglo XIX y Berat fue una pieza fundamental con su apoyo a la Liga de Prizren, el movimiento político germen de la independencia del país.

Ocupada por Italia, primero, y después Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, Albania recuperó su libertad en 1944 con la victoria de los partisanos liderados por Enver Hoxha, líder del movimiento de liberación nacional y posterior dictador. Se formó entonces un primer Gobierno Provisional cuyas primeras reuniones fueron precisamente en Berat.

Visitando Berat

La magia de Berat circula en torno al río Osum que divide la ciudad. Es aquí cuando te sientes atrapado por los cientos de ventanas que te observan. Pequeñas casas de piedra blanca que trepan por las dos laderas que dan forma al meandro del río. Minaretes de las mezquitas que anuncian la llamada al rezo por toda la ciudad. Un vigilante castillo en lo más alto, testigo, juez y parte de lo que aquí ha pasado. Y abajo, en la única parte plana, un amplio y peatonal bulevar que toma el puso a la ciudad.

El histórico Berat está compuesto por tres barrios, Mangalemi, Gorica y Kala, el trío que compone la denominación como Patrimonio de la Humanidad junto a Gjirokastra, la otra ciudad histórica de Albania.

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La mezquita de Plomo y la catedral ortodoxa, frente a frente.

Mangalemi es la orilla derecha enclavada entre el río y el castillo, esa pared de casas que te hipnotiza cuando la miras y que será víctima de tu cámara de fotos. Enfrente de Mangalemi está Gorica, más pequeña, también a los pies de otro monte, mientras que Kala es toda la vecindad que rodea al castillo.

Llegamos a Berat por la tarde. Nuestro hotel (Hotel Vila Aleksander) se encuentra en pleno Mangalemi, en una casa del siglo XIX perfectamente restaurada. Un bohemio lugar que nos capturó por las fotos de la terraza que tiene mirando a la ciudad. La idea es hacer un recorrido nocturno, cenar en un buen sitio y recorrer la ciudad a la mañana siguiente.

Un sencillo paseo nos descubrirá qué esconden Berat y sus ventanas que no dejan de observarnos. Déjate cautivar por el sonido de la llamada a la oración que suena desde las mezquitas de la ciudad. Tuvimos la suerte de alojarnos en la parte alta de Mangalemi, por lo que el sonido desde allí era todavía más impresionante.

Mangalemi

Recorrer Mangalemi es adentrarse en sus callejuelas, esas que se ocultan tras las miles de ventanas. Desde fuera nada hace pensar que hay un micro mundo de callejones escondidos. Las casas se agolpan entre sí, como acomodándose a la ladera del monte que sube al castillo.berat albania

Mangalemi es el barrio histórico musulmán de la ciudad y cuenta con tres mezquitas. La Mezquita del Sultán, del siglo XVI, es una de las más antiguas de Albania, al igual que la Mezquita de Plomo o de Izgurli, con sus características cúpulas de este material. Dos templos de alrededor de 500 años de antigüedad que nos dan a entender la importancia histórica de este lugar.

El silencio de las callejuelas termina en la parte más baja, donde llegan el bullicio de la ciudad y el gentío que pasea por el moderno bulevar peatonal, nuevo centro de la ciudad. Tráfico, comercio, tiendas, mercadeo… Merece la pena explorar y curiosear por aquí, donde aparece una ciudad estéticamente distinta, de tiempos que no merece recordar.

Cae la noche y Mangalemi se transforma. El encanto se apodera de una ciudad de piedra blanca, donde la tenue luz de las calles deja paso al reflejo en las fachadas y a las ventanas, algunas iluminadas, otras en plena oscuridad.

Gorica

En el otro lado del río Osum, como si de un reflejo de Mangalemi se tratase, el barrio de Gorica. De nuevo, las ventanas nos observan, las casas extienden su blanco a los pies del otro monte que escolta a la ciudad. Estamos en el lado cristiano ortodoxo.

Para llegar a Gorica cruzamos el puente homónimo, testigo de la ciudad. En Gorica encontramos un lugar perfecto donde comer, gracias a la recomendación del dueño de nuestro hotel. El restaurante Muzaka, con su amplia terraza, nos ofrece una privilegiada cena con vistas a Mangalemi.

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El barrio de Gorica visto desde lo alto del castillo de Berat.

Kala (castillo)

Pero Berat esconde muy bien una de sus joyas, su famoso castillo. Desde abajo, ni rastro de él. A las espaldas de Mangalemi se eleva esta fortaleza cuyos orígenes se remontan a hace más de 2.000 años, cuando nació la ciudad.

Desde Mangalemi una dura subida conduce directamente a las puertas del castillo. Si vas en coche, debes salir de Berat y rodear el castillo por detrás para encontrar la carretera que te sube allí.

Dentro del castillo el tiempo se detiene. Calles y casas solitarias silencian el ruido de los pocos turistas que lo visitan. Alguna señora expone sus telas y encajes, y se afana en lograr alguna venta. Aparecen unas gallinas y un gallo, verdaderos habitantes del lugar. Aunque el estado de conservación de la fortaleza no es del todo malo, se perciben ligeros trabajos que como muchas otras cosas en Albania, van despacio.

Los actuales restos del castillo de Berat y de las casas que alberga pertenecen al siglo XIII, cuando vivió su última reconstrucción a modo de ciudadela que albergase a la población. Ese hecho ha facilitado que el castillo llegase hasta nuestros tiempos, manteniendo una vida activa intramuros a lo largo de los siglos.

Curiosamente la población del castillo era cristiana, llegando a haber 20 iglesias en su interior y solo una mezquita. Hoy, uno de sus monumentos más característicos es la iglesia ortodoxa de la Santísima Trinidad, también del siglo XIII, con su característica estructura bizantina.

Comer y dormir en Berat

Si buscas hotel, quédate en la zona de Mangalemi. Solo tendrás que ver las fotografías para entender el encanto de dormir en este lugar.

Para cenar, cruzamos el puente peatonal hacia Gorica, donde encontrarás tanto el restaurante Muzaka como el restaurante Antigoni, dos buenas recomendaciones locales. Desde allí podrás disfrutar de una cena con impresionantes vistas de Mangalemi.

  • Restaurante Muzaka (Gorica).
  • Hotel Vila Aleksander (Mangalemi). Habitación doble con desayuno: 40 euros.
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