Tenía ganas de probar esto de viajar en camper o autocaravana. Sentir la libertad real, olvidarte de un alojamiento físico, vivir sencillo, con lo justo, quitándote de tantas cosas innecesarias. Así que me decidí a ello. Te cuento cómo fue mi primera experiencia, una ruta en autocaravana por el País Vasco francés saliendo desde Hondarribia.
Mi primer viaje en camper debía tener algo especial, algo que me permitiese exprimir la libertad que te da un vehículo tipo autocaravana, experimentar por primera vez eso de dormir delante del mar, comer en el medio de un bosque o sacar la mesa y las sillas para comer en una playa.
Además, quería que la ruta fuese corta para controlar el gasto de combustible. Un itinerario sencillo con varios pueblos seguidos donde ir haciendo paradas y encontrar fácilmente áreas de autocaravanas para vaciar las aguas negras, llenar aguas limpias o cargar la batería. Un viaje sin complicaciones ya que era la primera vez al mando de un motorhome.
Por eso, una ruta en autocaravana por el País Vasco francés, es decir, la región de Nueva Aquitania, me parecía ideal como primer viaje en un motorhome.
Contactamos con Van Van Go, que tiene una sucursal de alquiler de autocaravanas en Irún, a los pies de la frontera entre España y Francia. Un lugar ideal para diseñar un buen itinerario. Iratxe, la encargada de la oficina, nos esperó a última hora para entregarnos la furgoneta y darnos un detallado briefing para aprender a manejarla y hacer vida en ella. Os hará la vida más fácil contar con profesionales así de dedicados. Todo sobre la experiencia con la furgoneta os lo contaré en otro artículo.
Nos asignaron la furgoneta camperizada Benivan 120 up, ideal para dos personas. Estaba prácticamente nueva. En mi opinión, la ventaja era su tamaño, más pequeña que las autocaravanas clásicas, lo que prefería siendo nuevos en esto. He de decir que se conducía sin mayor dificultad, más allá de tener alguna precaución en los giros y en calles estrechas.
En este post descubrirás...
Ideas para una ruta de cinco días en camper o autocaravana desde Irún
Originalmente, teníamos en mente varias opciones para un viaje en autocaravana desde Irún:
- Pueblos y playas del País Vasco francés
- Costa vasca: Hondarribia, Pasaia, San Sebastián, Orio, Zarautz, Zumaia y su flysch, Getaria…
- Interior de Euskadi en pueblos y paisajes
- Navarra: Selva de Irati, Pamplona, Pirineo y otros pueblos
Nos decidimos por la costa francesa, a la que personalmente le tenía muchas ganas, e intentar llegar hasta la duna de Pilat, cerca de Burdeos, donde había estado en 2006 y quería volver a visitar. Toda una ruta por el golfo de Vizcaya, desde Pasajes hasta casi Burdeos, saboreando la singular belleza de esta zona y maximizando las ventajas que nos da tener una casa motorizada.
Viajar en otoño a Euskadi
Además de la experiencia camper en sí, una de las mejores cosas de este viaje fue el increíble tiempo del que disfrutamos. De los cuatro días, en dos hizo buen tiempo, con agradables temperaturas para estar al sol, mientras que se nubló en los otros dos pero sin gota de lluvia.
Uno que es del norte sabe lo que cuesta animar a la gente a viajar hasta allí fuera de verano y ayudar a desestacionalizar el sector turístico que también come el resto de meses del año.
Viajar en otoño por Euskadi o el suroeste de Francia, sin agobios, sin aglomeraciones y, encima, con buen tiempo, fue todo un acierto. Poder bajar a comer a una playa, con tu mesa, tus sillas y unas cervezas frías a principios de noviembre fue maravilloso.
Mapa del viaje en camper por el País Vasco francés
Hondarribia
El lugar donde recogimos la furgoneta camper resultó ser toda una sorpresa por nuestro desconocimiento. Hondarribia es una hermosa localidad con un estado de conservación impecable y un entorno natural envidiable. Su casco antiguo se alza en la parte alta de la ciudad como faro que vigila la bahía de Txingudi y la vecina localidad de Hendaya, en el lado francés de la costa. En el corazón del casco viejo, inconmensurable, el castillo de Carlos V, una gran mole cuadrangular de aspecto sobrio, rehabilitado como Parador Nacional.
De este lugar, la plaza de Armas, parten las encantadoras y empedradas callejuelas de una villa aparentemente tranquila, cuyas casas transmiten alegría en forma de coloridas fachadas y bonitos balcones de madera.
El casco histórico de Hondarribia todavía conserva los elementos defensivos que hicieron de este lugar un enclave estratégico. Sorprende el tamaño de las murallas de la villa, penetradas por accesos como el de la Puerta de Santa María que nos conduce hacia el centro de la ciudad.
Hondarribia tiene que ser visitada de día y de noche. Al llegar la oscuridad, el casco viejo cobra un encanto especial. Los pequeños bares y restaurantes encienden la tranquila villa que desprende un ambiente a buena cocina. No hay más que visitar algunas de estas tabernas.
Playa de Hondarribia
Descendemos del casco antiguo hacia la Hondarribia moderna, la de las villas y apartamentos que miran a su moderno y gran puerto deportivo, y a la emblemática playa de Hondarribia. Es otoño y el lugar es un remanso de paz solo roto por el eterno oleaje de la costa vasca.
La playa de Hondarribia descansa tras un infatigable verano. Enfrente, a dos pasos, la lengua de arena tiene su continuación en la playa de Hendaya, solo interrumpida, como un corte limpio, por la desembocadura del río Bidasoa. Qué bonita geografía para este lugar.
El faro de Higuer
La verdadera punta de lanza de Hondarribia está un poco más al norte. Siguiendo la costa, la playa cede su lugar a los acantilados que ganan altura en cuestión de metros. El cabo Higuer y su emblemático faro nos esperan. Higuer es el cabo más oriental de la costa cantábrica española.
Descendemos unos pasos por el sendero que rodea el faro para aproximarnos al litoral. El mar bate con mucha, muchísima fuerza, inapelable e imparable. Un valiente pescador se atreve con su caña sobre unas rocas. Quizás solo él sabe cómo llegar hasta ellas. El mar Cantábrico en todo su esplendor.
Dónde dormir en Irún u Hondarribia con autocaravana o camper
En Hondarribia o Irún puedes dormir con camper o autocaravana en los siguientes lugares:
- Aparcamiento de la playa de Hondarribia: al no estar en temporada de verano, es gratis y no nos pusieron problemas. ¡Aparca con la ventana mirando a la playa y despiértate con el murmullo del mar!
- Faro del cabo Higuer: el aparcamiento es un cómodo lugar donde pernoctar.
- Aparcamiento libre junto al frontón: es una pequeña explanada junto al frontón Jostaldi donde verás varias autocaravanas y campers aparcadas. Es llano y no hay un ruido. Un buen lugar para aparcar e ir caminando al casco viejo de Hondarribia.
- Área de autocaravanas Txingudi: en el centro comercial Txingudi, una modernísima área de autocaravanas donde disponer de agua limpia, servicios, electricidad y vaciado de aguas negras y grises.
- Monte Jaizkibel: en el mirador de la cima del monte Jaizkibel encontramos un amplio y cómodo aparcamiento donde se puede pasar la noche en plena naturaleza y con vistas sobre la bahía de Hondarribia y el mar Cantábrico.
Monte Jaizkibel
Hondarribia descansa resguardada por el legendario monte Jaizkibel. El plan de senderismo no cabía en este viaje, por lo que quedará para otra ocasión. Así que tocará recorrerlo con la camper, de extremo a extremo, empezando por Hondarribia y desembocando al otro lado, en Pasaia o Pasajes. Aunque solo alcanza los 543 metros de altitud, el Jaizkibel es el tercer monte costero más alto de España.
La primera parada en la ascensión es ante el Santuario de la Virgen de Guadalupe y su fuerte homónimo, una fortaleza construida en el siglo XIX como defensa ante las incursiones francesas.
Un poco más adelante espera el principal mirador del monte Jaizkibel, desde el que se divisan Hondarribia, Hendaya, la bahía y los montes del interior. Una fabulosa perspectiva que da valor a este entorno.
La bajada hacia Pasaia nos deja la sucesión de torreones defensivos que se configuran en la cresta de la montaña. Es un descenso pronunciado y con una bonita sucesión de curvas.
Pasaia (Pasajes)
La bajada desde el Jaizkibel nos conduce hacia Pasaia, con su emblemático puerto, el segundo del País Vasco. La pequeña ría conforma el escenario ideal para hacer aquí una abrigada rada portuaria natural con calado para buques cargueros de siderurgia, vehículos o chatarra. Parece mentira que puedan pasar por la estrecha boca de la ría.
Pasaia tiene una curiosa disposición en cuatro núcleos de población diferentes que se reparten en torno a la bahía. Aparcamos la camper de forma gratuita en un aparcamiento en el puerto para acercarnos caminando hasta Pasajes San Juan, o Pasai Donibane en euskera, origen de la localidad.
El barrio de San Juan es un viaje al pasado. Prácticamente es una calle que sigue el litoral de la ría, una sucesión de casas al pie del agua colgadas de la ladera del Jaizkibel a sus espaldas. El viejo muelle, donde la motora sigue cruzando la ría (apenas 100 metros) hasta el vecino barrio de San Pedro, respira mientras mira de reojo a los grandes barcos que mantienen su actividad en el lado contrario de la ría.
El recorrido a pie nos muestra una villa empedrada de caserones que miran al mar. Si lo seguimos, alcanzamos los restos del castillo de Santa Isabel, la playa de Kalaburtza y la definitiva punta de San Juan.
Dónde aparcar con la autocaravana en Pasajes
- Aparcamiento libre del puerto de Pasaia: aparcamiento justo en una entrada del puerto donde había varias autocaravanas y furgonetas estacionadas.
Hendaya
De Hondarribia, a Hendaya. El otro lado de la bahía de Txingudi nos reclama. Los mástiles del puerto deportivo aguardan protegidos en esa especie de laguna interior que forma el Bidasoa antes de terminar en el mar. Junto a ellos se esconde un pueblo de chalés, villas y pequeños edificios, con una sensacional playa tomada por los surferos.
Estamos en el primer pueblo de Francia tras la frontera, ese deseado lugar en la época de la posguerra y la dictadura, viva muestra de la bonne vie francesa.
San Juan de Luz
Desde Hendaya, emprendemos la carretera de la costa hacia Saint Jean de Luz. En el camino nos detenemos para admirar La Corniche Basque, donde se levanta un flysch a semejanza del de Zumaia. La roca muestra su pasado en las diferentes capas que van conformando estas curiosas composiciones pétreas que cobran altura de acantilado.
Al fondo, San Juan de Luz, con su hermosa bahía con forma de anillo. La Grande Plage, principal arenal urbano de la localidad, nos recibe con su famosa promenade y el sinfín de casonas y hoteles que miran privilegiadamente al mar.
A las espaldas del paseo marítimo se abre un característico casco urbano francés, siempre agradable y estético, siempre lleno de vida. De nuevo, otro puerto de abrigo: el que forma el río La Nivelle a espaldas de la localidad.
Biarritz
El tiempo avanza y toca avanzar hacia la deseada Biarritz. El lujo y la tranquilidad se suceden a ambos lados de la carretera, con un sinfín de casas vacacionales con jardín y pequeños núcleos como Bidart o Guéthary. Aprovechamos para hacer una pausa para comer a pie de arena en la playa de Milady, justo antes de entrar en Biarritz.
Y así alcanzamos Biarritz, uno de los destinos más emblemáticos de la Francia del siglo XIX, popularizado por la condesa de Montijo (la granadina María Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick), mujer de Napoleón III, quien popularizó una localidad que, hasta entonces, era más propia de los pescadores. Así, en la segunda mitad del siglo XIX por Biarritz comenzó a desfilar la aristocracia francesa y parte de las monarquías europeas, desde Isabel II o Alfonso XIII, hasta Otto von Bismarck o los Duques de Windsor.
El legado de aquella época está patente en la ciudad, con grandes palacios, hoteles y villas en plena calle. Un simple paseo por Biarritz nos transmite esa categoría, ese nivel de vida bon vivant que todavía perdura.
Pero Biarritz no es solo eso. El solo hecho de recorrer toda su fachada litoral nos da a entender que se trata de un lugar especial. Desde la Grande Plage, el paseo te conduce hacia la mítica Rocher de la Vierge, el Port Vieux o el bulevar del Príncipe de Gales, desde donde un mágico atardecer nos recibe con la vista puesta en la enorme Plage de la Côte des Basques.
Capbreton
Un poco más al norte de Biarritz se encuentra Capbreton, otra característica localidad de la costa atlántica francesa, icono de las playas y del surf. Su muelle de madera fue ordenado construir por Napoleón III en 1858, aunque como es natural muchos tablones han tenido que ser renovados.
La villa cuenta con varias espectaculares playas que conforman la línea de costa. Es en la playa de la Piste donde encontrarás una auténtica joya histórica, muy propia de Normandía, pero también de aquí. Y es que Hitler ordenó construir su Muro Atlántico desde el cabo Norte de Noruega hasta casi la frontera franco-española. La mayor línea defensiva del mundo para evitar que los aliados entrasen en la Europa continental.
Y es aquí, en la playa de la Piste, donde encontramos una decena de bunkers del Muro Atlántico, varados en plena playa como viejos pecios de hormigón batidos una y otra vez por el fuerte oleaje de esta costa.
Dónde dormir con la autocaravana en Biarritz
- Área de autocaravanas de la playa des Oceanides (Capbreton): fantástica área a pie de playa con gran capacidad, enchufes, cambio de aguas y servicio. Pagamos, siendo temporada baja, 8,50 euros por la pernocta.
Duna de Pilat: la duna más alta de Europa
El punto más alejado del viaje en camper por el País Vasco francés era quizás el más espectacular. Había estado aquí en 2006 y la oportunidad brindada por este viaje por la costa francesa me pedía volver hasta allí. Es la duna de Pilat (o Pyla), la duna más alta de Europa, en el llamado Bassin de Arcachon (muy cerca de Burdeos).
La eterna llanura y el eterno verde de esta zona de Francia no hace sospechar que tras ese frondoso pinar se encuentra una montaña de arena que, literalmente, engulle el bosque. Estamos ante una maravilla de la naturaleza.
Las dimensiones son colosales: 2,9 kilometros de largo, 616 metros de ancho y hasta 110,90 metros de alto. Como todas las dunas, la duna del Pilat está viva. Se desplaza a razón de 3-4 metros al año hacia el interior, donde las copas de los grandes pinos no son más que débiles víctimas ante su inexorable paso. No hay más que coronar la duna para sentir el viento y ver con tus propios ojos cómo miles, millones de granos de arena, se desplazan sin tregua.
Subir a la duna de Pilat nos da una perspectiva única. Ayudados por unos escalones, alcanzamos la cima que es una postal perfecta del Atlántico francés: un gran banco de arena aguarda enfrente, cual islote, mientras al norte la puntiaguda Cap Ferret protege a la bahía de Arcachon. Si miramos hacia el sur, la duna se prolonga regalándonos una sensación más propia de estar en desierto que delante del Océano Atlántico. Mientras que al este, a nuestras espaldas, un enorme manto verde de pinos conforma un contraste cromático maravilloso.
Los bienes de la tierra se desmenuzan entre los dedos como la arena fina de las dunas.
Antoine de Saint-Exupéry
Así ha sido es la ruta de cuatro días en furgoneta camper por el País Vasco francés y el golfo de Vizcaya. De la hermosa Hondarribia hasta la lujosa Biarritz, pasando por maravillas de la naturaleza como la duna de Pilat. Sin duda, un recorrido genial para hacer en furgoneta o autocaravana y muy sencillo de manejar si se trata de tu primera vez.