Saber qué llevar en la mochila si vas a hacer el Camino de Santiago es una pregunta que te harás la primera vez que planees emprender esta maravillosa aventura. Una pregunta aparentemente sencilla, pero que esconde muchos secretos que pueden hundirte antes de llegar a Compostela.
Preparar la mochila para el Camino de Santiago no es fácil si se trata de tu primera vez rumbo a la capital gallega. Te plantarás la noche anterior con el despliegue de ropa y artilugios sobre la cama, esperando ser introducidos en los 1001 bolsillos de tu mochila de mochilero.
Nada más lejos de eso.
Acertar con el equipaje para el Camino es fundamental para terminarlo con éxito. Un mal cálculo del peso puede provocarte problemas e incluso el abandono de la expedición.
Te contaré, desde mi experiencia como amante del Camino de Santiago, lo que debes llevar a tus espaldas.
En este post descubrirás...
¿Qué llevar al Camino de Santiago?
La mochila del peregrino
Si todavía estás en la fase preliminar, examinando rutas, etapas, fechas, transportes para volver a casa, es posible que una de tus primeras preguntas sea qué mochila llevar al Camino de Santiago. Capacidad, bolsillos, cierres, fijaciones… En el mercado encontrarás muchas y muy variadas mochilas, por lo que es normal tener dudas sobre la mejor elección.
Antes de aconsejarte sobre las características de la mochila, es fundamental saber en qué época pretendemos hacer el Camino. El invierno nos obligará a llevar ropa más voluminosa. El verano no, pero corremos el riesgo de encontrarnos con los albergues llenos y tener que dormir en pabellones, por lo que tendrás que cargar con una esterilla como extra.
En mi caso, siempre he hecho el Camino en los meses de verano teniendo la suerte de encontrar plaza en los albergues públicos, por lo que nunca necesité llevar la esterilla conmigo. Un gran alivio tanto el peso como en volumen. Si eres de los que reserva alojamientos privados, olvídate de todo esto porque tendrás tu cama esperándote cada tarde.
El número de días es también importante a la hora de preparar la mochila, aunque no es determinante. No por más caminar vas a llevar más ropa. Para hacer el Camino de Santiago bastará con que lleves una ropa A y una ropa B. Y, por supuesto, lavar cada día al llegar al albergue. Cumpliendo esto, no necesitarás echar 14 camisetas.
Así pues, la mochila perfecta para el Camino es la que ronde una capacidad de 35 litros, no más. Un tamaño suficiente para llevar dentro la ropa B, algo para dormir, algún accesorio, el saco y poco más.
¿Qué llevar en la mochila del Camino?
Las reglas del buen peregrino
- Regla número 1: Por si acaso meto esto… ¡Jamás! Porque esa lista puede ser interminable. Mete lo justo y necesario.
- Regla número 2: El peso de tu mochila no debe superar nunca el 10% de tu peso corporal.
- Regla número 3: El volumen de tu mochila. Cuanto más grande sea, más cosas querrás meter. 35 litros es perfecta, no necesitas más.
- Regla número 4: No seas una farmacia con patas. No vas al desierto. Hay farmacias, pueblos, fisioterapeutas y gente muy amable dispuesta a ayudarte. Entenderás aquello de la dispersión poblacional de Galicia. Y si algo ha creado el Camino de Santiago es una economía propia. Si quieres, porque no ocupan espacio, echa una cajita de apósitos Compeed.
- Regla número 5: Tampoco seas McGyver. En serio, se puede hacer el Camino sin navaja, sin linterna y sin otros utensilios tipo imperdibles.
Decálogo de la mochila perfecta
Pongamos que vas a hacer el Camino de Santiago entre los meses de mayo y octubre. Es decir, descartamos frío y la logística que ello implica. En verano te puede hacer mucho calor, aunque tampoco es descartable alguna lluvia.
- El saco de dormir. Tu fiel acompañante. Lleva uno que ocupe poco espacio y cómodo de plegar. Piensa que lo vas a hacer todas las mañanas, por lo que debe viajar bien doblado en la mochila. No te pases con la capacidad de abrigo: no viajas a Siberia y en los albergues hay calefacción, tanto humana como del radiador. ¿Esterilla? Lo dicho anteriormente.
- La ropa para hacer el Camino. Ropa A y ropa B. Un día llevas A; al llegar al albergue lavas A y te pones B; al día siguiente usas B y llevas A en la mochila. Y así cada día. Aplíquese la norma tanto para la ropa en general como para las mudas. La mayoría de albergues cuentan con lavadoras y secadoras, e incluso un lavadero y cuerdas para secar la ropa si hace calor y te quieres ahorrar unos euros. No necesitarás otra cosa.
- Para el cuerpo… Dos camisetas técnicas. Una más fina para los días de calor y otra más gruesa que te dará ese punto de abrigo para evitar que lleves prendas de mayor calibre. Junto a ellas, una capa exterior tipo neopreno. Abriga lo justo y es cómoda para las noches.
- Para las piernas… Un pantalón desmontable te dará el juego perfecto haga más o menos calor. Junto a él, otro pantalón un poco más grueso. Yo utilizo dos pantalones de senderismo de diferentes grosores, y elijo uno el día anterior al viaje.
- Prenda exterior. Es una de las claves. En mi caso utilizo una chaqueta tipo corta viento, pero puedes optar por una chaqueta estilo chubasquero (si hay previsión de lluvia). Algo que te dé ese punto de abrigo el típico poncho de peregrino.
- Chanclas. Fundamentales. Yo opto por unas sandalias con sujeciones de velcro que me permiten ducharme con ellas, usarlas al acabar la etapa e incluso caminar cómodo y aireado si el calor aprieta.
- Aseo justo. Una toalla de microfibra, pasta de dientes, cepillo y un bote de gel y champú 2 en 1 de pequeño tamaño. Si vas muchos días, lo renuevas en algún pueblo. ¡Cuanto más grande, más peso!
- Cantimplora. Fundamental. Ojo, un litro de agua es un kilo de peso, así que piensa bien el tamaño. Te recomiendo una botella metálica que mantiene el agua bien fresca.
- Para el sol… Estarás horas caminando, no lo olvides. Gafas de sol, gorra y un bote pequeño de crema
- Y por supuesto, un calzado ya rodado. Ni se te ocurra ir de estreno. Un calzado de senderismo que sea impermeable. Puedes optar por uno alto o uno corto. Aunque en Galicia se puede dar la situación de tener que meter el pie en algún arroyo o que te encuentres caminos encharcados por la lluvia o el riego de alguna finca.
Solo te quedará revisar la previsión meteorológica el día anterior a salir para hacer el último ajuste.
Y si tu espalda dice basta en plena ruta, tranquilo. Correos cubre muy bien las etapas del Camino de Santiago para enviar cosas a tu casa o al siguiente albergue (consulta El Camino con Correos). De igual modo, encontrarás muchas empresas y taxistas locales organizados para recoger tu mochila por la mañana y llevarla al próximo albergue por pocos euros.
Eso sí, yo soy de los que cree que hay que llegar a Santiago con la mochila. ¿No crees? Lánzate, y si no lo tienes claro, en otro post te cuento mi experiencia haciendo el Camino de Santiago en una semana.
¡Buen Camino!